Paisaje
Tafalla está situada en la Zona Media de Navarra. El clima de la zona es mediterráneo continental. Las sierras situadas en el centro de Navarra (Urbasa, Andia, Perdón-Erreniega, Alaitz e Izko) hacen de pantalla y frenan la penetración de las lluvias procedentes del mar hacia el sur. Por eso la pluviometría es menor a partir del Carrascal hacia el interior. El cierzo proveniente del norte es el viento frío y el bochorno del sur es el más cálido.
Hidrográficamente en el término municipal se dan dos cuencas: la del Cidacos y la del Arga. Los altos de Lobera, Valdiferrer, Almendrolar y las caídas del Plano son divisoria de aguas: las del noroeste, Monte Alto y sierra de Carravieja, van al Cidacos; las del suroeste alimentan barrancos que, atravesando el Saso y Candaraiz, desaguan en el río Arga.
Su término municipal limita al noroeste con Artajona, al noreste con Pueyo y Leoz, al este con San Martín de Unx, al sur con Olite y Falces y al oeste con Miranda de Arga, Berbinzana y Larraga.
La superficie total rústica es de 9.382,99 ha, de las cuales 9.226,76 ha corresponden a parcelas y 156,23 ha son viales, ríos etc. De esta superficie, señalar que algo más de la mitad del término municipal es terreno comunal, patrimonio legado por nuestros antepasados, que no solo debemos preservar, sino tratar de aumentar, para el disfrute de las siguientes generaciones.
En su término municipal se ubica la transición entre los últimos bosques de Navarra y el inicio de los territorios menos frondosos y de las zonas esteparias de la mitad sur. Tafalla de norte a sur presenta una gradación de paisajes de más húmedos a más secos que influye en los usos y en los paisajes que
lo conforman. De la zona boscosa de quejigos y encinares del norte se pasa a las zonas esteparias del sur en apenas unos kilómetros.
El paisaje de Tafalla es la configuración morfológica que la actuación humana ejerce sobre el espacio, y el resultado de cómo la ciudadanía lo ve y lo percibe: la agricultura, los bosques, los caminos, los ríos, las construcciones, las infraestructuras…
También refleja las opciones cambiantes de la sociedad a lo largo del tiempo y a través de un proceso social: unos cultivos distintos en las estaciones y los años, unos medios y redes de transportes alternativos, unas diferentes formas de construir, la fabricación de unos productos y no de otros, etc.
Más allá de su interés medioambiental y cultural, el paisaje es un espacio de encuentro entre la naturaleza y la sociedad y contribuye tanto al bienestar de la población como a la consolidación de su propia identidad.
LA LAGUNA DEL JUNCAL
Es la laguna endorreica más septentrional de la Península Ibérica. Ocupa una extensión de 2,5 hectáreas aproximadamente y profundidad no superior a un metro. Es una zona húmeda que ha evolucionado de manera natural hacia una condición anfibia, alimentándose de las aguas de escorrentía de las colinas que la circundan y de un pequeño manantial procedente de las terrazas cuaternarias próximas. El Juncal es una balsa muy colmatada de fondo plano, prácticamente invadida por el carrizal. Entre sus aves nidificantes se encuentran zampullín chico, ánade real, rascón europeo, gallineta común, focha común y la garza real de la que podemos llegar a ver más de 100 ejemplares y decenas de nidos. Durante la invernada se dan cita en el Juncal zampullín chico, ánade real, cerceta común y los aguiluchos laguneros y pálidos. Debido al carácter tan salino de sus aguas, no hay peces.
La futura construcción de un observatorio en la laguna, así como el ya clausurado vertedero de Romerales, contribuirá a un mayor disfrute y conservación de este enclave, joya natural de Tafalla. Mientras esto no suceda, el mejor lugar para observar la laguna es el camino asfaltado que daba acceso al antiguo vertedero de Romerales.
La elevación del terreno en este lugar ofrece unas vistas inmejorables aunque para observar la fauna es imprescindible dotarse de prismáticos.
La laguna del Juncal, desde el año 2016 está catalogada como Zona de Especial Conservación y forma parte de la Red Natural 2000, red europea de espacios naturales destinada a garantizar la supervivencia de las especies y sus hábitats, y que constituye el principal instrumento para la conservación de la naturaleza en la Unión Europea.
La laguna se encuentra invadida por el carrizal, que se sumerge a escasa profundidad pero que puede alcanzar gran altura, tamaños superiores a los dos metros, formando un cinturón importante como refugio y lugar de reproducción de muchas especies animales.
Especial cuidado debemos tener en la conservación de esta laguna ya que la intervención de la actividad humana (abonos químicos, laboreos de tierras, quema de carrizos) puede afectar a esta zona tan sensible.
MONTE PLANO
Está incluido en el Catálogo de Montes de Utilidad Pública de Navarra, y por esta razón es irroturable.
Constituye la masa boscosa más importante del término municipal, verdadero pulmón de la ciudad. Ecológicamente marca el límite entre las zonas más boscosas de la zona media y norte con la zona sur de Navarra, más esteparia y llana. Con una superficie de 1.100 ha, forma parte de los bienes comunales, y se reparte entre los términos de Tafalla y Olite.
En origen formó parte de una vasta llanura aluvial erosionada en los bordes por las aguas que buscaban un nivel más bajo y quedó como una meseta. Su ubicación, en un alto, le confiere una singularidad tipo isla en la que dominan masas arbóreas de encinas y carrascas.
Donde no existen frondosas dominan los rasos de mayor o menor tamaño, fruto de diversas roturaciones como la ocurrida en 1963 que afectó a 495 ha, con el objeto de aumentar las tierras de cultivo. Otros usos han degradado considerablemente su ecosistema: albergó un vertedero de basuras clausurado en 1985 que actualmente está revegetado con carrasca y pino alepo. También sufrió extracciones de grandes cantidades de grava utilizadas para la construcción de la autopista de Navarra. En 2016, el Ayuntamiento de Tafalla inició la recuperación de lo que fue antiguamente la gravera municipal. Del mismo modo, existen los restos de un aeródromo de extinción de incendios utilizado a finales del siglo XX.
No fue esta la primera vez que se pensó en el Monte Plano como posible aeropuerto. A principios del siglo XX, en el inicio de la aviación, hubo propuestas para instalar aquí el primer aeropuerto de Navarra y llegaron a aterrizar y despegar algunas pequeñas avionetas. Ninguno de estos proyectos ha perdurado en el tiempo y la zona se encuentra hoy restaurada medioambientalmente con la plantación de encinas en lo que antes fue la pista de despegue y aterrizaje de avionetas.
Las tierras son pedregosas y a poca profundidad aflora la capa de gravas sueltas. La capa impermeable de arcilla permite la formación de pequeñas balsas que mantienen agua durante gran parte del año, en función de las precipitaciones.
De entre ellas destaca la de Cabriteras, llena de carrizos y espadañas. La habitan anfibios y reptiles, ranas verdes y sapos comunes, culebras de agua de las dos especies tanto la de collar como la viperina. Es punto de reunión de mamíferos y aves, y de multitud de especies de la mitad norte y mitad sur de Navarra, especialmente en la época nupcial y postnupcial. Tiene dos estructuras de hormigón que antiguamente se utilizaron para la caza y que se podrían adecuar como privilegiado observatorio de aves.